¿Qué es la imagen cuando es máscara? / Texto por Alejandra Castillo
Nosotras estamos no solo por reivindicar el cuerpo de la mujer, sino también por el amor a la naturaleza. Entrevista a Gabriela Rivera lucero realizada por Andrea Jösch.
Portada:
Kuyen. A la memoria de la Machi Linconao y Mujeres defensoras de la Tierra, performance. Fotografía Salvador Troncoso. Santiago de Chile, 2017.
Contraportada:
Kuyen. A la memoria de la Machi Linconao y Mujeres defensoras de la Tierra, performance. Fotografía Salvador Troncoso. Santiago de Chile, 2017.
El segundo número de OjoZurdo nos aproxima a la política del cuerpo, en un contexto cultural y social en donde los procesos de reivindicación de género deben ser una lucha para la construcción de sociedades en donde prime el respeto hacia el otro.
El trabajo de Rivera Lucero se sitúa en un cuestionamiento hacia el poder masculino y el orden patriarcal, a partir de una mirada feminista, es ella quién escenifica su propia denuncia, va construyendo máscaras y personificando sus actos, donde incluye a sus propias hijas. La máscara surge entonces como una personalidad desdoblada, un subterfugio que permite al desigual escapar de la represión del poder por medio de la representación de un rol. Mientras el uso de palabras abyectas, en la descalificación hacia la mujer que aún permanecen en el cotidiano social, adquieren una forma visible en este trabajo, encarnando sus apariencias y dislocados significados. Por otro lado, las escenas de madre e hijas asociadas a dichas palabras hablan de esa relación vulnerable frente al poder machista (“castigo”, “venganza”, “aguantar”, “hasta una perra es mejor madre”) y pueden ser leídas como un intento de romper con la situación de quiénes se ven obligadas a vivir en esa intimidad, muchas veces por miedo a ser asesinadas, a ser marcadas, a ser desplazadas, a ser denigradas. Rivera Lucero nos hace fijar la mirada en aquello
más profundo, en el amorismo, como diría la propia autora, aquel territorio donde “nosotros/as, como cuerpos, con-vivimos en y con la naturaleza”.
Los femicidios, la discriminación laboral, los derechos a decidir sobre el propio cuerpo, la objetualización a la que han estado expuestas las mujeres a través de la propaganda y el arte, por medio de la constatación de desaparición en la historia oficial, son temas atingentes no solo al corpus de obra de Rivera Lucero, sino a nuestras sociedades actuales. Es por ello que visualizarlo por medio de imágenes y acciones performáticas es un acto político y poético urgente, que permite expandir nuestras propias fronteras.
La artista documenta fotográficamente un manifiesto visual que se nutre de diversos campos de intervención realizados en espacios privados o públicos. En ambos su intimidad se expone para traspasar los límites de aquello público/oficial donde ejercita y prevalece el poder. Sus fotografías nos permiten ser testigos de las acciones artísticas, activas y colaborativas en aquel necesario e impostergable paisaje feminista.